Teletrabajo y sostenibilidad: impacto positivo y retos

Aunque para principios del 2020 el teletrabajo empezaba a aparecer tímidamente en nuestras vidas, con la pandemia se nos impuso por la fuerza. Aquella experiencia arrojó unos datos incontestables sobre la sostenibilidad de nuestras ciudades. Por esta razón, la Agenda 2030 de Naciones Unidas lo incluyó como una de las recomendaciones para conseguir cumplir los ODS.

¿De qué datos medioambientales hablamos con el teletrabajo?

El análisis derivado del efecto del teletrabajo en el medio ambiente es claro y, en principio, en lo que a sostenibilidad ambiental se refiere, positivo.

Teletrabajar supone no tomar ningún medio de transporte, ni público ni privado, para asistir a un centro de trabajo, ya que este se desempeña en casa. Por tanto, las emisiones de CO2 que genera la asistencia, se eliminan. Ese transporte supone el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE. Por otro lado, los gastos ocasionados de luz en los centros de trabajo también se reducen.

Según un estudio llevado a cabo por Greenpeace, si todas las empresas madrileñas impusieran un día más de teletrabajo a la semana, se emitirían 406 toneladas de CO2 menos al día. En Barcelona, esa cifra sería de 612 toneladas.

Las cifras son reveladoras. La no asistencia evitaría los atascos y muchos accidentes en carretera, mejoraría la calidad del aire y eliminaría una parte importante de la contaminación acústica y lumínica. Por lo tanto, respiraríamos mejor y tendríamos menos estrés. En consecuencia, una red de transporte pública eficaz y eléctrica solventaría parte del grave problema medioambiental de las emisiones.

¿Qué otros beneficios proporciona el trabajo remoto?

Además de la mejora de la calidad del aire, las ventajas del trabajo remoto son numerosas. Te citamos algunas:

  • Al consumir menos energía en el trabajo, las empresas pueden asumir la responsabilidad social corporativa de proteger el medioambiente y ahorrar costes.
  • Las personas empleadas, al poder trabajar desde cualquier ubicación, pueden elegir vivir en esas zonas rurales que hoy forman parte de las llamadas zonas vaciadas. Con ello, los datos aportan que se reduce el estrés y se gana en calidad de vida.
  • La digitalización y automatización que supone, contribuye aún más a la cultura paperless.
  • Las empresas pueden aspirar a contratar a los mejores talentos, ya que les ofrecen incentivos laborales más atractivos con esa flexibilidad. Además, les permite contratar a trabajadores aunque se encuentren en otras áreas geográficas.
  • Está demostrado que aumenta la productividad. En parte, se debe a que los empleados no pierden tiempo en el transporte y, también, a que están más comprometidos con los objetivos corporativos.
  • Facilita la conciliación entre trabajo y familia.

¿Qué inconvenientes conlleva el teletrabajo?

Pero no todo son ventajas. El teletrabajo también genera una serie de inconvenientes y, sobre todo, presenta numerosos retos.

Las personas que encuentran inconvenientes a esta modalidad laboral argumentan que los edificios de oficinas suelen estar mejor preparados para la sostenibilidad que las casas. Son edificios eficientes preparados para que el consumo energético sea mínimo. Si ahora ese gasto se lleva a los hogares, tal vez, no ganamos tanto en eficiencia como, en principio, pudiera parecer. De hecho, duplicamos gastos.

En cuanto a la reducción de la huella de carbono, al no tener que usar transportes para desplazarse, alegan que depende del tipo de vehículo que usen. Por tanto, la sostenibilidad del telework va a depender mucho del contexto y de cada circunstancia.

Por otro lado, y fuera del enfoque medioambiental, pero dentro de los ODS, Greenpeace defiende que el teletrabajo puede aumentar la desigualdad social.

Desde el punto de vista psicológico, también supone retos importantes que, en algunos casos, no son fácilmente superables, como la menor ocasión de socializar o la soledad.

Así pues, vistos los pros y contras del trabajo remoto desde la sostenibilidad, parece que un modelo híbrido es la mejor solución. Es imperativo encontrar un equilibrio para hacer que esta opción sea sostenible, como la mejora en eficacia y eficiencia del transporte público. No obstante, es obligado considerar el modelo de negocio de las empresas y sus actividades. No todas tienen las mismas circunstancias.