10 claves para evitar que las emisiones procedentes de las tecnologías digitales en la UE lleguen al 40% en 2030
Se calcula que las tecnologías digitales en la UE representarán en 2030 el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero y el 10% del consumo eléctrico. Conceptos tan abstractos como ‘la nube’ a menudo alejan esta realidad del imaginario colectivo. Por tanto, emprender la transformación digital en la que el mundo está inmerso requiere incluir una perspectiva medioambiental que garantice el cumplimiento de los objetivos internacionales de sostenibilidad.
En esta necesidad se basó ‘Green Digital Conference’, que centró este debate internacional en Bilbao los pasados días 17 y 18 de noviembre. Fruto de este encuentro, a modo de conclusión, nace ahora la Declaración ‘Bilbao Green Digital’, en un intento de dejar constancia de que alinear las transiciones digital y ecológica es urgente y preciso. De hecho, se está empezando a utilizar un término específico para hablar de ello: twin transition.
“Esta digitalización es material, demasiado material”, sentencia el documento. El evento estuvo organizado por el Ayuntamiento de Bilbao, BBK, Globernance y la Cátedra AI & Democracy. La Declaración propone un decálogo para una transformación digital y verde, fruto del diálogo mantenido por diversos expertos nacionales e internacionales en esa IX edición de Bilbao European Encounters. “Un desarrollo digital alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 es posible si tomamos en consideración sus implicaciones sociales, materiales y energéticas. Estamos a tiempo”, afirma la Declaración.
En esas conclusiones que se recogen ahora en el decálogo, se apunta a “actuar de acuerdo con criterios de minimalismo digital: valoración previa de la pertinencia y necesidad de desarrollar sistemas de digitalización en determinados contextos y aplicaciones, evitando la tecnología banal”. También se menciona la incorporación de criterios de ecodiseño en el desarrollo e implantación de sistemas digitales, incluyendo procesos de evaluación y medición del impacto medioambiental. “Es preciso medir los impactos para poder transformar los sistemas”, se indica.
En Green Digital Conference también se abordó el ámbito de los algoritmos verdes, algo que según el decálogo hay que potenciar desde su desarrollo, basándose en “ciencia de datos e Inteligencia Artificial para mejorar la eficiencia energética en procesos y actividades”. Esa visión también ha de incluirse, según la Declaración, en el desarrollo de hardware y software sostenibles y eficientes energéticamente, mediante esos algoritmos verdes.
Los gases de efecto invernadero y la digitalización tienen mucho que ver. Uno de los puntos del decálogo llama a “optimizar el uso de la energía en los entornos digitales” para reducir las emisiones. Se habla también de una ‘economía digital circular’, apuntando a “promover la reutilización de materiales y dispositivos electrónicos y una cultura de la reparación”. En el ámbito de la energía, el decálogo invita a priorizar las energías renovables en los procesos de digitalización.
Por último, se pone a las personas en el centro y se incide en la necesidad de “proteger a los individuos, poblaciones, especies y entornos vulnerables que puedan verse afectados negativamente por la extracción de materias primas para la digitalización y para la producción de energía”. Un acceso justo y equitativo a los beneficios y cargas de los procesos de digitalización es otro de los reclamos del documento, que concluye invitando a promover una “alfabetización digital sostenible entre la población fomentando buenos hábitos de consumo digital, especialmente entre los jóvenes, fuertemente concienciados con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente”.
La declaración completa puede consultarse en este enlace.